Ya las marcas no pueden ignorar la importancia de las emociones de sus consumidores en mercadeo y ventas, donde la compra y venta ya es mucho más que un canje entre producto y dinero. ¿Sabías que las emociones según nuestras investigaciones antropológicas representan un 70% de influencia sobre la compra? Miremos algunos ejemplos:
Quiero demostrar amor a mi madre, por eso le cambio la nevera.
Pago ESPN a mi papá, porque lo amo.
Soy buena madre, mis hijos están siempre bien vestidos.
Logre un ascenso en el trabajo, tengo que cambiar de perfume.
Así las marcas funcionan como transferencias de emociones: Sueño, culpa, deseo, fuga, amor, respeto entre otras, donde nosotros ya pasamos a ser HOMO EMOTICUS, y a cada serie que miramos, a cada libro que leemos, estamos hablando y lidiando con nuevas emociones que a su vez están relacionadas a decisiones de marcas.
En investigaciones que realizamos para el sector de cuidado y belleza, 80 % de las mujeres tuvieron un aumento de la autoestima al comprar un producto (antes de utilizar los productos, manifestaron sentirse bellas).
Si una marca no está asociada a una emoción, no es una marca, es una mercancía y no hay nada malo en eso, pero las marcas valen más y las mercancías valen menos.
Entonces, ¿cómo queda esa diferencia?
Los clientes hoy están buscando la transferencia de las emociones, productos que les inspire, vitrinas y páginas que les hagan cosquillas, quieren sentir mariposas en el estómago y las marcas están tomando decisiones basadas en ciencia de datos, mirando transacciones y números ¿No te suena incoherente?
Falta un ingrediente importante para complementar la ciencia de datos y es la “Etno data”, una metodología que permite mirar más allá de la analítica de datos, que permite poner cara y corazón a la data.
La etnodata permite integrar el conocimiento antropológico y etnográfico con la ciencia de datos, una combinación poderosa para mejorar la comunicación, encontrar nanonichos de mercado, adelantarse a la competencia, entender hábitos y comportamientos, pero sobre todo, para poder profundizar las emociones, para crear oportunidades de negocios para las empresas.